El corazón de la producción
En 30 años de garantía se integran 30 años de experiencia, pasión, mimo por los detalles y un sinfín de cosas más. Dos que llevan todo ello integrado son nuestros técnicos de máquinas Frank Gnaase y el vitrificador Reinhold Lohkemper. Llevan décadas velando por la máxima calidad Bette en los departamentos de manufacturación y vitrificación.
Un producto de baño de Bette tiene una larga vida útil. Prácticamente una eternidad. Ofrecemos 30 años de garantía. Para que algo dure tanto tiempo, necesita experiencia. Necesita personas como Frank Gnaase. Este alto westfaliano, de 54 años de edad, pelo cano, camiseta burdeos, vaqueros negros, zapatos de seguridad, es el director de nuestra manufactura en Bette. Lleva décadas aquí, y conoce todos los rincones y resquicios.
Esto queda claro cuando el técnico de máquinas Gnaase se desplaza con paso firme por los pabellones, los almacenes de estantes elevados, entre el estruendo generado por los montacargas y la maquinaria pesada. Cuando deja atrás a hombres con largos delantales de trabajo, que conforman con precisión los cantos de las platinas de acero, y lijan a la perfección el metal en su labor artesana.
Cuando Gnaase dirige con calma y naturalidad este aparato de alto rendimiento, da la sensación de que nos está mostrando su propia sala de estar.
Gnaase sabe manejar todas las instalaciones, ha colaborado en el desarrollo de muchas persona. Aún recuerda lo mucho más difícil que era el trabajo para los empleados en los tiempos en los que se disponía de mucha menos tecnología. Es una de aquellas personas capaces de mantener la cabeza fría en pleno apogeo de chispas en la cabina de soldadura. Uno de los que no frunce el ceño, a lo sumo levanta ligeramente la ceja derecha, cuando alguien se le acerca con una pregunta. Uno de los que los compañeros afirman: "corteza dura, interior blando".
30 años de garantía son una gran promesa. Detrás se oculta otra característica más que también tiene Gnaase: un carácter abierto. No en vano, es quien escucha las nuevas ideas de los diseñadores y del Departamento de Desarrollo: formas inusitadas, esbozos espectaculares, proyectos reducidos con elegancia. "Aquí siempre se respira algo de osadía", explica Frank Gnaase. Y el orgullo que se siente al pronunciar esta frase deja claro que le encantan los retos.
Productos que no solo crean referentes a nivel mundial, sino que también llevan intrínseca la alta calidad que caracteriza a nuestra empresa familiar. Innovación pionera combinada con artesanía y arte de ingeniería westfalianos. Productos que justifican 30 años de garantía.
A ello se le agrega la resolución. No en vano es Gnaase quien se sienta junto con los compañeros y reflexiona cómo los bocetos se convertirán en bañeras, platos de ducha o lavabos reales de Bette.
Por supuesto, el deseo de mejorar tampoco puede faltar, el de cuestionarse una y otra vez cada uno de nuestros productos. La superficie de ducha BetteFloor es un ejemplo de ello. Un cliente de los Países Bajos deseaba un plato de ducha con un desagüe central y no angular, como era habitual en aquel entonces. Gnaase y sus compañeros tomaron como base esta inspiración, para ir perfilándola cada vez más. Reflexionaron hasta qué punto puede estirarse el acero al titanio, hasta que al final surgió una superficie de ducha que se integra sin juntas en el propio suelo. "La competencia ya ha tomado nota", comenta Gnaase. Lo hace con una amplia sonrisa, ya que a veces las imitaciones son una manera de expresar admiración.
El concepto de BetteFloor ha cambiado el mercado y entretanto se ha convertido en un estándar.
También hace falta un buen ojo para los detalles. La especial durabilidad y uniformidad de nuestras bañeras, nuestras superficies de ducha y nuestros lavabos es el resultado de un proceso húmedo sobre húmedo de vitrificación perfeccionado a lo largo de las décadas. El proceso une de forma permanente tres capas ultrafinas de una fórmula de vidrio especial con el cuerpo de acero al titanio en dos pasos de combustión a 850 grados. Necesita a compañeros como Reinhold Lohkemper para que todo salga bien.
Lohkemper, de 58 años de edad, con gafas y mirada despierta, de figura ágil, Director de turno en la planta de vitrificación, es capaz de reconocer directamente si el resultado es correcto al mirar por encima del hombro a un empleado mientras rocía el esmalte. Comprueba los productos de baño cocidos cuando salen de los hornos calientes. Y encuentra el error cuando el complejo sistema de raíles que transporta el género por los pabellones se atasca en algún punto.
Lohkemper tiene buen olfato. Lleva trabajando en Bette más de 30 años, y sabe lo que significa que una garantía sea de tanto tiempo: boda, compra de casa, dos hijos.
Ahora, tiene el pelo cano, los niños hace tiempo que crecieron, y hasta tiene nietos. En 30 años cabe mucho trabajo honrado y prácticamente media vida. También podemos preguntar a Lohkemper lo que es importante para que al final la calidad sea la acertada.
Entonces, nos habla sobre la unión entre los compañeros, sobre las barbacoas que han celebrado juntos, las bodas turcas y cómo comen pasteles juntos cuando alguien del turno celebra su cumpleaños: así nos deja claro que lo importante es el apego, el arraigo, un sentimiento profundo.
Lohkemper se detiene, con los ojos brillantes, ya que lo que para él es lo más importante aún está por venir: "¡Aquí en Bette cada año tenemos una nueva sensación! ¡Un nuevo color, una forma impresionante, algún modelo sensacional! Y entonces, yo tengo que ir pensando cómo voy a lograr pasarlo por el horno". Y se ríe. "Siempre me hace ilusión ese momento".
Y nos queda claro: lo que más hace falta es entusiasmo.
Una promesa de calidad exige muchísimas cosas. Necesita personas como Reinhold Lohkemper, Frank Gnaase y unos 380 empleados excelentes más para producir productos de baño de gran calidad Bette. Nuestros productos duran prácticamente una eternidad. Ofrecemos 30 años de garantía.
Y nuestros clientes lo dicen:
"Si después de unos años en un hotel te das cuenta que tienes que reformar los baños debido a daños y filtraciones en las juntas de silicona provocados por agua u otras áreas porosas, ¡está claro! Por lo tanto, la durabilidad de un producto es extremadamente importante para un hotel. ¡La garantía de 30 años que Bette da a sus productos es simplemente sensacional!
Doris Seher, diseñadora de interiores del Hotel Boutique K7, Bad Nauheim
"La durabilidad de un producto es un aspecto esencial en un hotel. Los objetos están expuestos a grandes cargas: es muy distinto a lo que ocurre en casa. Por ello, los productos deben tener una cierta robustez. Y esto lo cumplen los productos de Bette".
Martin Schroth, estudio de arquitectura Schroth, Rothenburg ob der Tauber